martes, 8 de septiembre de 2009

Historia de un percebe

lo encontre por la red y me parecio muy bueno le he añadido alguna foto



Allí, en la roca del Fin del Mundo, dónde la Fuerza infinita del Océano despliega todo su poder, se encuentra nuestro Percebe.
Su constante combate contra las olas rompientes le ha marcado. ¿Por casualidad? creció en el lugar inhóspito cuya sola visión atemoriza a los de su grupo.
Pero es fuerte. Su continuo soportar la adversidad le ha hecho fuerte. Un superviviente hecho a la adversidad. Es el más viejo de su grupo, y todavía es el más fuerte.
Ha visto crecer otros Percebes en lugares más tranquilos del promontorio, allí donde la fuerza del mar apenas se deja notar. Crecieron débiles. Son presa fácil para los depredadores. Mueren jóvenes, sin haber conocido ningún tipo de vida plena. No saben que es la felicidad, ni tampoco el desasosiego.
Sin embargo, nuestro Percebe ha conseguido plantar cara a sus depredadores, en especial, al Hombre. Muchos han caído en el intento de alcanzarle.


Vive protegido por sus propias cicatrices, por la misma adversidad de su destino.
Hasta que, algún día, el reposo de la Pleamar que la Luna otorga con las Mareas Vivas a nuestro Héroe, permita al depredador alcanzarlo gracias a unos extraños cilindros que le permiten respirar bajo el agua.
Pero, aún cuando ese día llegue, su destino será muy otro al del resto de su piña: El será respetado y apreciado, incluso por sus Depredadores, conscientes de que su fortaleza ha logrado acabar con algunos de ellos.
Será manjar en el más rico plato, la estrella indiscutible del mejor banquete. Su recuerdo le hará permanecer entre los vivos aún mucho después de su partida.
Y su vida habrá sido más plena de lo que ningún otro percebe se atrevería a soñar.
Él nunca se ocultó: siempre miró desafiante a su adversario. Consciente de su poder.
Nunca comeré un Percebe que no haya cogido yo mismo de la roca. Porque nadie morirá para que yo coma un Percebe.
Cuando yo los capturo, mido el riesgo. Cuando lo hace el Percebeiro, mide el dinero que piensa obtener. Por eso, a menudo, el Percebeiro muere y el Percebe permanece, sereno en su fortaleza.

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